La herencia agraria de Mario Abdo Benitez, hijo de la dictadura
La herencia agraria de Mario Abdo Benitez, hijo de la dictadura
El gobierno entrante de Mario Abdo Benítez hereda un conjunto de antiguos problemas en el campo como consecuencia de las fallidas e insuficientes políticas agrarias de gobiernos anteriores.
Por Gustavo Setrini*
Si bien el
desarrollo de los agronegocios aporta al crecimiento de la
macroeconomía, el modelo paraguayo de desarrollo agrícola produce una
alta concentración de riqueza, dislocación y exclusión social, y alto
daño ambiental.
Paraguay mantiene la distribución de tierra más inequitativa de
Latinoamérica, que a su vez es la región con la peor distribución de
tierra del mundo. Además, se ubica entre los países con la mayor
deforestación del planeta. El despojo cada vez más violento de
comunidades campesinas e indígenas, la eliminación casi total del bosque
atlántico y la acelerada destrucción del bosque chaqueño, han sido el
costo de la expansión dramática de la producción y exportación de soja y
carne vacuna. En años de buena cosecha y altos precios internacionales,
este milagro agro-empresarial sostiene cifras de crecimiento económico
delirante de 14%. Sin embargo, las cifras del 29% de la población que
sigue bajo la línea de pobreza y del 12% que carece de nutrición
adecuada demuestran el poco alcance de este milagro.
Estos perjuicios del modelo agroexportador dan impulso a las
reivindicaciones de los movimientos campesinos y se convierten en los
principales desafíos políticos para el nuevo gobierno. Las
organizaciones campesinas, junto con los gremios del agro-negocio, son
los únicos actores colectivos de la sociedad paraguaya con capacidad
disruptiva. Ambos se han manifestado para vetar políticas que van en
contra de sus intereses y ningún gobierno puede desatender las demandas
de estos dos sectores polarizados.
El gobierno de Horacio Cartes dio tres respuestas principales a esta
problemática agraria: la continuación de políticas de desregulación
económica y ambiental; el intento de regularizar la titulación de
tierras administradas por el estado en asentamientos de reforma agraria;
y el programa de alivio de pobreza, sembrando oportunidades. Las tres
iniciativas se pensaron como medidas para consolidar el modelo
agroexportador—las primeras dos asegurando las condiciones regulatorias y
legales requeridas para inversiones multinacionales y la tercera
convirtiendo campesinos en pequeños agro-empresarios vinculados a los
mismos mercados primarios. Esto fue acompañado por la represión y la
criminalización de la organización política y reivindicativa del
campesinado y el pago de beneficios puntuales a grupos dispuestos a
negociar con el gobierno. Un estudio de Base Investigaciones Sociales
destaca que entre 2013-2015, una comunidad campesina fue criminalizada
cada 15 días.
La campaña de Mario Abdo Benitez expresó elementos de continuidad y
cambio con las políticas agrarias del gobierno anterior. Por un lado,
declaró que durante su gobierno no permitirá la aplicación de ningún
impuesto a la exportación de soja. Además, reivindicó abierta y
persistentemente el legado de la dictadura de Alfredo Streossner, por
ejemplo en el día de las elecciones visitando la tumba de su padre,
secretario privado del dictador y responsable de atrocidades que aún
quedan impunes. El discurso neo-stronista de Abdo Benítez presagia la
profundización de la criminalización del movimiento campesino y la
militarización de las fuerzas policiales. Por otro lado, las
declaraciones del presidente electo recuerdan el agrarismo del régimen
Stronista y buscan rehabilitar la base popular rural del Partido
Colorado con promesas de resucitar rubros de renta tradicionales como el
algodón y de priorizar la recuperación de la agricultura familiar. Sin
embargo, la formula stronista de asegurar el apoyo del campesinado se
respaldaba en la distribución de tierras fiscales en zonas remotas del
país. El agotamiento de la frontera agrícola y la monopolización de la
tierra por empresas agroexportadoras poderosas no permite un retorno a
esta estrategia.
Por ende, cualquier solución requiere una reforma, al menos parcial,
de la tenencia de tierra, además de una reforma profunda de las
instituciones de desarrollo agrícola para generar capacidad estatal de
responder a las reivindicaciones de los campesinos más pobres. Teodolina
Villalba, Secretaria General de la Federación Nacional Campesina,
señala tres prioridades de su organización durante el próximo gobierno:
garantizar la seguridad y la viabilidad de asentamientos campesinos que
existen actualmente en tierras de reforma agraria, ganar nuevos
asentamientos para campesinos sin tierra, y fortalecer la producción y
organización de las comunidades campesinas para la venta de alimentos
sanos para el mercado nacional.

El estado paraguayo no ha sido capaz de proveer infraestructura
básica como calles, puentes, electricidad, escuelas y puestos de salud
en estos asentamientos y menos aún apoyar el mejoramiento productivo e
inserción comercial de estas comunidades. Perla Álvarez, de la
Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, señala, “las
políticas públicas en este momento del gobierno actual y del que está
entrando, van en la línea de responder a urgencias, pero para poder
calmar la movilización . . . pero no resuelven las raíces de los
problemas, las causas de los problemas, . . . [que] son las inmensas
desigualdades generadas por el poder económico.”
Lo más probable es que el próximo gobierno siga respondiendo a los
conflictos en el campo de una forma improvisada y parcial. Así podrá
quizás frenar el ritmo de las movilizaciones campesinas. Sin embargo,
una verdadera solución a los problemas agrarios en Paraguay requiere la
implementación de las reformas tributarias, ambientales, y agrarias que
son antagónicas a los intereses que residen en el seno de este gobierno y
de todo el régimen colorado.
*Gustavo Setrini es Ph.D. en Economía Política, profesor
de estudios alimentarios e investigador del Centro de Estudios
Latinoamericanos y Caribeños de la New York University.
Fuente: https://www.nodal.am/2018/08/la-herencia-agraria-de-mario-abdo-benitez-hijo-de-la-dictadura-por-gustavo-setrini/
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